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Mensaje por Invitado Miér Ene 16, 2013 2:09 pm

3 días habían pasado desde el momento en el cual aquella joven obligó a todos a permanecer en aquel mundo. Ya la gente terminaba de entender el funcionamiento del juego, luego de unos días el peliblanco logró aprender también sobre el juego; el familiarizarse con el movimiento del personaje que había elegido le había resultado bastante sencillo. Unos pequeños hilos naranjas cubrían el horizonte, el sol se posaba sobre el mismo dándole un toque mágico al escenario del juego. Parecía como si fuese una vieja película por el tono de los colores. Era increíble que todo eso no fuese nada más que datos, era tan real, se sentía todo real, el peliblanco podía sentir el viento sobre su piel, oler la hierva sobre la cual se encontraba. - Por fin algo de paz... - Comentó calmadamente mientras observaba el anochecer, el cielo carecía de nubes ese día, estaba despejado excepto por alguna que otra nube pero parecía que no iba a llover. La tranquilidad y la calma eran algo que en aquellas épocas les haría bien a cualquiera, el caos fue el dominante del primer día pero ahora todo se estaba calmando poco a poco.

Sobre un prado a las afueras de aquella aldea estaba un peliblanco, se encontraba a aproximadamente unos 30 metros de una de las entradas por lo cual la ciudad no interrumpía su visión del paisaje. Su cabello como siempre se encontraba despeinado y su cabello se meneaba por una pequeña brisa que refrescaba el lugar - Es difícil encontrar lugares así en el mundo real... - dijo para si mismo en una voz casi inaudible. Algunas personas pasaban cerca suyo, por un estrecho sendero, saliendo o entrando a Torubana, algunos se le quedaban observando como si fuese alguien extraño por desperdiciar el tiempo, sentía que alguien iba a decirle que se pusiese a hacer algo pero simplemente ignoraría a esa persona. El que todos estuvieran angustiados por estar allí no implicaba que no pudiese disfrutar de la belleza del lugar.

La armadura básica que poseía estaba conformado por un ropaje de cuero negro que dejaba libre sus tatuajes, unos guantes y unos pantalones y zapatillas completamente negros con algunas hebillas doradas en algunas partes lo cual le daba un aspecto bastante sombrío y de "chico malo" aunque a él le daba igual. Se sentó en el suelo antes de levantarse, la paz era algo hermoso pero se había cansado de eso, quería ver como iban sus posibles enemigos. Se levantó del suelo en el cual se encontraba y comenzó a mirar que tipo de gente era la que salía y entraba a aquella ciudad. Con las manos en los bolsillos, sus pupilas se fijaban en cualquier movimiento, analizando a todas las personas del lugar.

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Mensaje por Harumi Miér Ene 16, 2013 6:19 pm

El flujo en Torubana iba aumentando con el paso de los días, las personas iban y volvían con bastante regularidad; habían rostros que se repetían en mi memoria en más de dos ocasiones. Algunas caras demostraban ansiedad, nerviosismo y temor. Mientras que otras personas parecían estar aceptando el hecho de que SAO sería nuestro "hogar" hasta que alguien lo suficientemente hábil pudiera completar los 100 pisos del Aincrad.

Caminé hacia la entrada del pueblo. Oga parecía interesado en buscar la guarida del Boss, misión en la que yo no podía ser de mucha utilidad. Sin embargo dijo que me avisaría si encontraba cualquier cosa. Mientras él buscaba, yo me dediqué a matar jabalís en los campos en la periferia de Torubana; necesitaba ganar experiencia si quería ayudar a Oga más adelante. Estaba realmente cansada, a veces me llegaba a sorprender lo real que era este juego; "ojalá que mañana no amanezca con dolor muscular" pensé mientras me sobaba un brazo haciendo una leve mueca de dolor.

Mis ropas que normalmente eran de cuero color rosado y rojo, ahora tenían manchas de tierra y algunos jirones. De mi inventario saqué una botella de agua, la usé para lavarme un poco la cara y las manos, lo poco que quedaba en la botella lo bebí sintiendo un alivio inmenso en mi garganta. Noté que la gente entraba al pueblo, probablemente en busca de alojamiento y comida, para mi suerte yo no tenía que hacer esos trámites. Me desvié del camino y me recosté en el pasto mirando hacia el cielo, en ese sector ya no corría peligro porque se consideraba zona segura. Sin embargo tampoco podía confiarme así que me mantuve con los ojos abiertos y mis sentidos en estado de alerta.

A pesar de estar atrapada en SAO, no podía dejar de admirar lo hermosos que eran los paisajes. Las puestas de Sol eran perfectas, parecían haber sido creadas por arte de magia. El cielo adquiría tonalidades doradas, anaranjadas y rosadas, -hermoso- susurré esbozando una leve sonrisa. Si era cierto, extrañaba a mi familia y quería salir de aquí, sin embargo volver a una realidad como la de este juego no me desagradaría en absoluto. La tranquilidad era impagable, haber vivido en Tokio toda mi vida me hacía valorar de sobremanera lugares como aquel.
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Mensaje por Invitado Miér Ene 16, 2013 7:30 pm

El tiempo pasaba lentamente, las personas no parecían llegar al nivel alto por su vestimenta y no había ningún PK que podía ver, las ciudades eran calmadas, no había ningún duelo por la cercanía, todo era calma, tal vez demasiada. Algo similar a la calma antes de la tormenta, algo importante pasaría en aquel lugar, ¿O acaso era solo que ese era el primero de tal vez muchos días calmados? - Era más divertido cuando la gente todavía tenía miedo... - dijo para si mismo, aunque le gustaba la calma, necesitaba un poco de acción de vez en cuando, tal vez comenzar a subir de nivel para que fuese más difícil que alguien lograse atacarlo. Las peleas pronto serían algo normal en ese mundo luego de un rato, la gente aprovecharía que no existían las leyes para dejar florecer sus instintos más básicos, se atacarían unos con otros, alguien debía de tomar las medidas necesarias para que eso no pase; pero no sería él.

*A que pronto algunos idiotas se sacrificarán por el bien de la gente, este mundo es demasiado predecible* Pensó, si decía ese tipo de cosas en voz alta podría ser considerado como algo extraño y eso sería perjudicial para sus planes de no resaltar y de ese modo no atraer la atención de gente poderosa. Luego de que el sol bajase un poco y que el naranja hubiese cambiado a un rojo, el muchacho decidió comenzar a caminar alrededor de la ciudad, sus tatuajes en ese momento tenían un tono más intenso, como si el rojo de estos se hubiese oscurecido - Boring... - había 2 momentos en los cuales hablaba en inglés, en momentos de aburrimiento o en momentos en los cuales se divertía mucho y estaba feliz. Estos últimos eran los más raros ya que nunca estaba feliz ¿Que razón tendría para estar feliz si estaba en un mundo falso en el cual no podría tocar música? Ninguna - Algún día debo recordar preguntar si se puede tocar música en este juego - En su mente sonaba la Suite n°1 para cello de Bach, era un simple recuerdo del instrumento que solía tocar.

A lo lejos mientras caminaba alrededor de Torubana logró observar a una pequeña niña, un ser puro y confundido en aquel mundo extraño en el cual se encontraban. Una complexión delgada y un cabello platino hacían que una persona que pudiese verlos desde la distancia los considerase algo como hermanos. Por lo que era capaz de observar su color de ojos era el mismo, si hubiese tenido una hermana posiblemente esa joven le hubiera recordado a ella. Pobre niña, era un ser tierno en un mundo extraño y peligroso, lo que más era extraño de ella era que se encontraba sola, la gente normalmente no salía de los senderos trazados por los administradores al momento de crear el juego pero ella se encontraba sobre el pasto, ajena a todo lo que pasaba. Era un espíritu libre tal como él lo era, caminó hacia ella casi sin hacer ruido, era una pradera el alrededor de aquella ciudad por lo cual no habían ramas o cosas similares las cuales hicieran ruido y por lo tanto excepto que el nivel de oído de la niña fuese alto, ella sería incapaz de escucharlo. De alguna forma era una manera de controlar su nivel, después de todo estaba demasiado calmada para una niña de aproximadamente unos 10 años que estaba lejos de sus padres desde hace 3 días.

- Hola niña - era raro que él entablase una conversación con un extraño pero ella se encontraba observando el anochecer tal como estaba él haciendo, parecía como si fuese su lado femenino, solo que más pequeña. Mientras saludaba a la chica esbozaba una sonrisa y sacudía levemente la mano izquierda, cuyo brazo se encontraba levantado, en señal de saludo. Era una pequeña niña, no tendría motivos para preocuparse demasiado de las cosas que odiaba de los usuarios normales de aquellos juegos. O por lo menos eso creía, la realidad siempre varía de lo que uno puede considerar perfecto y quería ver que pasaba en ese caso.

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Mensaje por Harumi Jue Ene 17, 2013 10:01 am

No podía evitar sentirme maravillada por la vista que tenía frente a mí, las nubes en el cielo adquirían formas y tonalidades que en la realidad eran difíciles de apreciar. El viento soplaba con suavidad haciendo que mis cabellos se desordenaran un poco, no me importó y aunque lo hubiera hecho, estaba demasiado cansada como para reacomodarlos. Escuchaba los murmullos de los players que regresaban, al igual que yo, de los campos o bosques luego de una larga tarde de "aventuras" como había oído decir de algunos pasantes.

Un suspiro salió de mis labios, "aventuras" aquella palabra resonaba una y otra vez en mi cabeza. El hecho de estar aquí ya era una aventura, pero que nuestras vidas estén en juego para poder salir de aquí...era una crueldad. Me preguntaba cuáles eran los motivos del creador del juego para encerrarnos aquí, de haber sido un juego normal habría atraído a un número considerablemente mayor que los que nos encontrábamos encerrados ahora.

Cerré los ojos unos minutos, esperaba que al menos las cosas se mantuvieran así de tranquilas hasta que llegara la hora de enfrentarnos al primer Boss. ¿Tenía miedo?...obviamente, quien no lo tendría. Aunque muchos intentaran ocultar un sentimiento tan natural como ese, nadie podía fingir a la perfección que todo era maravilloso. "El miedo es la causa principal de los desastres" pensé un tanto preocupada, bastaba que una persona expresara abiertamente su temor a algo para hacernos dudar a todos sobre si continuar o no. Además el temor causaba desconfianza, y esto a su vez enfrentamientos; de no ser controlados estos mismos...muchos podrían morir sin siquiera poder llegar a pisos superiores. Sacudí mi cabeza a la vez que abría los ojos, no podía seguir pensando de esa forma si quería salir del juego.

Escuché a alguien moviéndose no muy lejos de mi posición, podría haber sido un animal pequeño por el poco ruido que emitía. No me preocupé, de cualquier forma mis PS no podían disminuir en esta zona. Los colores anaranjados del cielo poco a poco comenzaron a tornarse rojos, aquello hizo que una amplia sonrisa surcara mi rostro. "¿Cómo serán los pisos superiores?" me pregunté, quizá no tendrían un clima tan agradable como este, ni serían los mismos paisajes; pero no dudaba que fueran a ser hermosos de su propia manera. En momentos de calma como este, dejaba que mi imaginación tomara el poder en mi mente, reemplazando a la lógica que normalmente dejaba llevar mis acciones. Mis músculos se destensaban poco a poco, si me tenía que levantar, tendría que ser por la fuerza…porque no tenía ganas de moverme, todo era demasiado relajante.

Una voz masculina me sacó de mis pensamientos, giré la cabeza mirando con leve curiosidad al hombre que se encontraba a unos cuantos pasos de distancia. Me sorprendía que hubiera llegado a mi lado sin siquiera haber notado su presencia, “así que él era el animal pequeño” pensé divertida. Cualquier persona se habría fijado de forma inmediata en sus tatuajes, sin embargo, lo que más había llamado mi atención eran sus ojos color carmesí. Su sonrisa, leve pero segura, me infundió algo de confianza en él. Le dediqué una sonrisa amable antes de alzar mi mano con lentitud y responder su saludo de la misma forma, moviendo mi mano de un lado a otro con suavidad. –Harumi para efectos prácticos- murmuré un tanto divertida a modo de presentación, ya me comenzaba a acostumbrar a la idea de que otros jugadores me vieran como una niña pequeña; lo que no significaba que me gustara ese trato, pero no podía hacer mucho al respecto. Desvié la vista hacia el cielo, poco a poco el rojo brillante que pintaba el firmamento tomaba tonalidades lilas y moradas; fruncí levemente el ceño al ver el cambio de color. –Vaya, que color más triste- dije pensativa, -prefería cuando estaba rojo, aunque en breve saldrán las estrellas- agregué con un poco más de ánimo. Volví a mirar al hombre con curiosidad, -¿ha visto las estrellas de aquí?- pregunté con un tono suave y calmado, -no son las mismas constelaciones que las de la Tierra- aquello era cierto, sin embargo no muchos parecían haberlo notado todavía.
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Mensaje por Invitado Jue Ene 17, 2013 11:53 am

La reacción de la niña fue simplemente voltear su cabeza, en su mirada se notaba una especie de curiosidad, si hubiese sido un poco más adulta quizás hubiese podido notarse un poco de temor en su vista pero al ser una niña pequeña e inocente, el pensar que alguien podría hacerle daño sería algo casi imposible. Bien podría ser un extraño que la invitase a una camioneta negra a comer dulces y su mirada hubiese sido la misma, una pequeña sonrisa y el mismo saludo fueron su respuesta al saludo del peliblanco. La chica se presentó primero diciendo que se llamaba Harumi, su voz era suave y delicada y por el color de su piel y su tamaño daba la sensación de que era una muñeca de porcelana, no pudo evitar preguntarse si su piel sería tan fría y delicada como la misma y si con un golpe no podría romperse. Mientras estos pensamientos rondaban su cabeza, o quizás antes, el cielo se volvió de un color lila, si antes parecía una película antigua, ahora era una película antigua de baja calidad en la cual los ninjas morían por explosiones que ni los tocaban y la sangre era salsa de tomate mal puesta - Haseo - dijo casi en un susurro, como copiando la intensidad que ella había utilizado para su nombre y convirtiéndola en la voz de un hombre.

Un comentario sobre el color del cielo fue posiblemente un intento de entablar conversación - Prefiero decir que es una película antigua a "triste"... - escuchó su otro comentario, el de que prefería el rojo. Él ojirrojo también prefería ese color, en el lila que adquiría el entorno, sus tatuajes se veían más decolorados, como si hubiesen sido pintados por un simple lápiz. La niña hablaba demasiado pero, a diferencia de normalmente, al tatuado no le importaba, faltaba poco para el anochecer, tal como ella dijo. El anochecer en Aincrad era distinto al real, era como un mundo sin contaminación y, por lo tanto, se podían ver gran cantidad de estrellas que normalmente no podían verse en las ciudades - Eso es por que esto es Aincrad... no la Tierra... - comentó calmadamente y con una pausa, en su voz pudo notarse una leve melancolía, aunque no era nada serio, simplemente era un niño que dudaba de si extrañaba o no a su hogar.

El viento aumentó de intensidad y a lo lejos podían verse nubes de tormenta que comenzaban a ser creadas en la zona donde terminaba el piso. No era un mundo, era un simple piso y circular, los fenómenos naturales eran creados quizás aleatoriamente y quizás no, pero aparecían de la nada. Las nubes tenían un color gris, idéntico al color del cabello del peliblanco cuando le daba la luz de la luna. La luna no tardaría en ser la única fuente de brillo del lugar, cada vez el sol se ocultaba más y más y en medio del firmamento podía observarse brillando la mitad de esta, parecía como si realmente hubiese sido cortada por la mitad la luna. Pronto habría una luna llena, quizás en 2 días, o quizás Aincrad sería distinto y no durasen los intervalos lunares unos 28 días si no más, o incluso menos. Ese era un mundo nuevo que el peliblanco ni nadie conocía, quizás alguno de los testeadores del juego. Únicamente los administradores sabrían de esos datos sin importancia, sería casi imposible que solo hubiese una persona controlando todo, deberían de haber más. Nunca había visto un MMORPG solo con un administrador y dudaba de que ese fuese el caso del juego en el cual se encontraba en ese momento.

- Igual es mejor en este mundo... aquí si pueden verse las estrellas, aunque son solo datos están bien hechas y parece que fueran reales. Me contento simplemente con eso... - su tono era neutro, como si no se alegrase con ello. Comenzó a caminar hacia la muchacha, se sentó en el suelo y luego se acostó utilizando sus brazos como almohada como la otra vez. No tenía intención de ver a la muchacha, tal vez hablar con ella, pero no le dirigiría la mirada - Este lugar es mucho más calmado que el mundo real... excepto por jugadores que no aceptan que nos quedaremos aquí por mucho tiempo. No hay contaminación, no hay tanta gente... bueno, ahora si por que estamos todos confinados en un piso pero cuando hayan como 20 pisos posiblemente haya gente en diversos lugares y ya no molesten... - *Excepto esos hijos de puta que matarán gente por placer* Por un instinto de hermano mayor que ni siquiera tenía, trataba de darle a entender a la chica que el MMORPG era un buen lugar y no trataría de asustarla, era una simple niña pequeña en un juego en el cual la podrían asesinar fácilmente. Ese día habían fallecido bastante gente, en el día siguiente lo harían más, la masacre solo se terminaría cuando alguien ganase el juego y para eso faltaba tiempo. Alguno de los muertos podía incluso llegar a ser ella, o tal vez... HaseoS.

Off: El nick del pj es HaseoS, por eso lo último ~

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Mensaje por Harumi Vie Ene 18, 2013 3:39 pm

El tono de voz de Haseo se asemejaba un poco al mío en cuanto a intensidad, -un placer- atiné a decir sin despegar la mirada de las nubes. Poco a poco algunas estrellas comenzaban a brillar de forma tenue, como si temieran a los pocos rayos del Sol que quedaban iluminando el cielo. Los tonos morados aumentaban su predominancia por sobre los rojos, era una imagen que me daba una sensación de desesperanza. ¿Película antigua?, su acotación había creado en mi rostro una mueca pensativa. De las pocas películas de ese estilo que había visto, no recordaba escenas tan desalentadoras como esa…sin embargo la poca información que tenía al respecto no me daba los argumentos para apoyarle o contradecir su comentario.

Le miré de reojo, esta vez sus tatuajes atraparon mi atención…podía apostar a que hacía unos segundos eran de otro color. Mis ojos brillaron por el asombro y curiosidad que sentía en ese momento. Le hubiera preguntado si esos tatuajes habían sido hechos de alguna manera especial, pero por algún motivo preferí guardar mi pregunta, “quizá otro día…si lo vuelvo a ver” pensé un tanto decaída, mis propias palabras me sorprendían, pero lamentablemente eran la triste realidad. No podía ser tan confiada de creer que nada ni nadie me haría daño mientras estuviera en el juego, a pesar de esto tampoco podía tirar mis esperanzas por la borda y dejar todo a otros jugadores. Haseo parecía estar tan sumido en sus pensamientos como yo, -tienes razón…no es la Tierra- hice una pausa eligiendo con cuidado mis palabras, -pero si yo hubiera sido la creadora de este juego, habría hecho que Aincrad se pareciera lo suficiente a la Tierra como para no hacer sentir nostalgia a los players- nuevamente era mi mente hablando sin filtro a través de mis labios, solté un suspiro, -quizá de esa forma los jugadores solo pelearían por curiosidad de lo que hay más adelante…no por salir de SAO- concluí mi idea con un leve suspiro.

Las corrientes de viento habían aumentado haciendo que mi cabello se alborotara aún más, llegando a cubrir parte de mi rostro. “Genial” pensé mientras me sentaba y reacomodaba mi cabello con un poco de dificultad, lo tomé desde las puntas y comencé a enrollarlo hasta llegar a mi nuca. Volví a apoyar mi cabeza contra el suelo de tal forma que podía ocupar mi cabello como almohada. Cuando volvía a fijar la vista en el cielo pude notar nubes de color grisáceo, cerré los ojos para escuchar el sonar del viento contra el pasto y algunas hojas que había por allí. Era extremadamente relajante, de haber tenido la intención, me habría quedado dormida allí…pero sabía que no era la mejor opción. –Como la calma antes de la tormenta- susurré de forma casi inaudible, era más un comentario para mí misma que para Haseo.

Su comentario me metió nuevamente en mis pensamientos, tenía razón…o por lo menos una parte desde mi punto de vista. “De qué sirve poder ver las estrellas si no tienes a nadie para disfrutar el momento” aquella cuestión me ponía nostálgica, Ryusei habría estado creando constelaciones conmigo de haber estado a mi lado. Una sonrisa cargada de nostalgia se asomó en mi semblante, era difícil estar sin él, pero ahora tenía a Oga conmigo…no tenía nada que temer mientras todavía pudiera contactarlo. Sentí a Haseo caminar y recostarse en la hierba no muy lejos de donde estaba yo, probablemente quería admirar el cielo nocturno. Escuché sus palabras con atención, había algo que me inquietaba un poco. Giré mi cabeza en su dirección, esta vez no me quedaría callada…no podía quedarme con la duda. –Haseo-san, ¿usted tiene intenciones de regresar a la realidad?- pregunté con curiosidad. Estaba de acuerdo con él que este mundo era hermoso y tenía mucho que ofrecer, sin embargo parecía que él no le gustaba el lugar de donde veníamos.
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Mensaje por Invitado Vie Ene 18, 2013 10:29 pm

La joven de cabellos blancos le dio la razón al mayor y luego hizo un silencio, como si buscase que palabras decir, como si al emplear la palabra equivocada firmase una sentencia de muerte ficticia. El siguiente comentario de la chica fue bastante complejo para una chica de su edad pero, según él, era erróneo. La idea de un mundo como ese era poder deshacerse de cualquier recuerdo que le quede a alguien de su mundo, el que pudiese vivir otra vida a parte de su horrible vida en el mundo real. El poder vivir la vida de otra persona, de un guerrero y no la de un joven que sufriera de abusos. Quizás había gente que ahogaba sus penas matando jabalíes o simples personas en sillas de ruedas por accidentes que utilizaban los juegos para poder sentir moverlas nuevamente. Para ellos el recuerdo del mundo real solo les traería tristeza, para ellos era para quien estaba hecho Aincrad - No... es mejor así... - habló lentamente, poniéndose en el cuerpo de aquellas personas - Hay veces en las que simplemente deseas olvidar al mundo real... para eso está Aincrad - Ignoró la parte de los motivos por los cuales los jugadores pelearían, siempre la gente encontraba razones por las cuales pelear, estaba en la naturaleza humana.

El aumento del viento hizo que su cabello revolotease al igual que el de ella pero a él le gustaba. La pequeña jugó un poco con su cabello y lo convirtió en una especie de almohada para luego recostarse en este *Magias del cabello largo* pensó mientras sonreía un poco. Realmente por todo lo que había dicho anteriormente, la pregunta de si quería o no regresar a la realidad iba a surgir en cualquier momento y era mejor que hubiese sido allí que en otro caso. Dejó de estar acostado para sentarse y utilizar sus brazos como soporte para su espalda. Aún admiraba aquel paisaje hermoso, como si realmente pudiera tocarlo y sentir que estaba allí - No se... Depende de como sea este lugar... aún tiene mucho que ofrecer... después de todo aún nadie conoce que habrá en los pisos superiores, si se pueden hacer cosas que nunca se podrán hacer en el mundo... - Cerró los ojos y dio un corto suspiro - Y mientras estoy aquí mi cuerpo anda en coma conectado a internet así que tarde o temprano mi cuerpo real no aguantará más así que esto no durará eternamente... prefiero quedarme aquí el tiempo que pueda y luego volver al mundo real... - dicho esto cerró sus ojos, como si se fuese a dormir allí, semi-acostado, sin siquiera haber anochecido.

Ya casi no pasaba gente por aquel lugar, todos ya habían ido a cenar o algo así posiblemente, el nivel de hambre del pj había disminuido bastante así que revisé en mi inventario por un poco de pan, haciendo click en el mismo este se materializó un poco. Cortó el mismo por la mitad y se lo arrojó a la chica - Ten, come algo, de seguro tu nivel de hambre anda por las nubes - dijo como si nada antes de darle un bocado a su pan, era una comida básica pero el resto costaban demasiado dinero y eso sería un privilegio para un novato en el juego como él. Su nivel de hambre disminuyó rápidamente, con cada bocado le sumaba algunos puntos, dentro de unos segundos ya estaría como si nada.

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Mensaje por Harumi Dom Ene 20, 2013 7:36 pm

Le dediqué una mirada de extrañeza cuando dijo que era mejor olvidar en ocasiones. No sabía quién era él en la realidad para pensar de aquella forma, sin embargo no podía recriminarlo por su forma de pensar. “Cada uno de los players tiene su pasado…y no todos podían ser agradables” reflexioné con cierta tristeza, no conocía por lo que habían pasado otros jugadores…sin embargo olvidar era algo bastante complicado desde donde yo lo veía. Puedes cambiar lo que eres en un juego, aquello podía hacerte sentir especial, pero al final del día vuelves a ser tú y por mucho que quieras cambiar hay cosas que no lo harán. –Olvidar no es el término que usaría, quizá desligarse es un poco más apropiado- opiné con suavidad, casi demostrando un poco de timidez. –Si yo consiguiera olvidar el mundo real…olvidaría a mi familia, mis costumbres y muchas cosas más, al final olvidaría quien soy- expresé con sencillez, tomé una profunda bocanada de aire, -olvidar mi verdadero yo sería el peor castigo que podría recibir- dije pensando en voz alta. Sabía de la existencia de jugadores que les gustaba tomar papeles de criminales, aquello me causaba escalofríos; había personas que eran capaces de hacer daño en juegos para sentirse bien ellos mismos. “¿Acaso están tan disconformes con sus realidades que causan sufrimiento a otros?” me pregunté, siendo sincera…no quería saberlo.

Me giré hasta quedar apoyada en mi costado, pudiendo así mirar mejor a Haseo y escuchar su respuesta con atención. En cierta forma su actitud me sorprendía, no parecía el tipo de chico que se fuera a quedar de brazos cruzados, “las apariencias engañan Mei” me dijo mi subconsciente. Hasta el momento había podido distinguir tres grupos de jugadores dentro del Aincrad. El primero: los luchadores, quienes querían salir del juego a toda costa y harían lo que fuera con tal de terminar los 100 pisos lo más rápido posible. El segundo: los indecisos, a veces se involucraban y otras veces no…eran aquellos que compartían información entre el primer grupo y el último. Y para finalizar, los rendidos…fáciles de reconocer ya que se les veía intentando formar una vida en el juego; podían ser personas que no tenían motivos para salir o simplemente no querían hacerlo. Debía admitir que cuando me vi atrapada en SAO pensé en ser jugadora del último grupo, sin embargo el viaje desde la ciudad de los inicios hasta Torubana había cambiado mi forma de ver las cosas…quería pelear, daría la pelea aunque eso significara la muerte. Mis labios se encorvaron en una suave sonrisa, -yo también pensaba de esa forma- confesé con un tono dulce en la voz, -pero creo que puedo pelear y disfrutar de este juego al mismo tiempo- aquello era cierto, incluso ahora lo estaba haciendo…luego de entrenar y conseguir algo de experiencia me dedicaba a mirar el paisaje, ya que de momento no podía hacer nada más.

Cerré los ojos unos segundos disfrutando de la brisa que corría, amenazaba con quedarme dormida, pero un suave sonido me despertó. Al abrir los ojos pude ver que él buscaba algo en su inventario. Cualquiera se hubiera puesto en guardia por si el objeto que sacaba era dañino, sin embargo yo no lo hice, por algún motivo parecía una persona de confianza. En las manos de Haseo apareció un pan, le dediqué una sonrisa agradecida por el trozo que me había convidado. Tomé asiento con un poco de dificultad, una mueca de dolor surcó mi rostro; posiblemente el entrenamiento con los jabalís me había dejado marcas, aunque no sabía si eso era posible…de cualquier forma dolía. Le di una mordida al pan luego de haber murmurado "Itadakimasu", no sabía si era el hambre o de verdad el sabor del pan había mejorado considerablemente desde la última vez que lo había comido. –Creo que si tenía hambre- dije con una suave carcajada luego de haber tragado el bocado. Noté que la gente ya no pasaba con tanta frecuencia como antes, posiblemente todos regresaban al pueblo para evitar toparse con alguna criatura extraña durante la noche o con ladrones, quienes se estaban volviendo bastante frecuentes por aquellas zonas.
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