Que dices?... que no puedo salir?

Aun era noche, una noche no tan distinta de las tantas que dentro de estas paredes e pasado, la cama dura y el viento silbando alegre por entre las ventanas mal selladas, mis pasos apenas y se escuchaban mas sin embargo era más que notorio el eco que estos producían pues el silencio nocturno y la antigüedad del edificio eran los elementos que podrían hacer que descubrieran mi acción cautelosa cual ninja. Durante el día había escuchado hablar a varios chicos que una compañía había donado juegos para todos, y que estos eran de ama internacional debido a que recién hoy sería el estreno de tanto consola como videojuego.

Como costumbre, todos los hermanos nos amontonábamos para tener la oportunidad de tomar alguno de ellos pues, como dije, era costumbre hacer tal caos cuando los cuidadores daban dulces el día del niño o juguetes durante navidad por lo que, mis hermanos más cercanos sabían la estrategia que formulábamos para poder acércanos y ser primeros. Los cuidadores estaban especialmente delicados pues a los gritos de todos decidieron guardar las cosas y entregarlas el día siguiente durante el taller de computación.

Eso fue durante el día, ahora entre estas sombras que danzan a la par que los arboles que las originan, el crujir de las paredes junto con algunos sollozos hacían el lugar tétrico, a todo esto ya estaba acostumbrado pues no era la primera vez que caminaba este pasillo en solitario y quizá sea la última vez pues con los 15 años ya nadie me podrá adoptar así que el instituto me facilitara una habitación junto con algún trabajo para poder sostenerme, los estudios los haría en línea así que de esta manera me integraría a la sociedad tras pasar toda mi vida en el orfanato.

Sacudí mi cabeza ligeramente para concentrarme en lo que estaba haciendo para así evitar que nadie me descubriera, paso a paso entre a la pequeña bodega descubriendo las cajas que tenían las marcas respectivas de la compañía junto con la cajita del juego. Sin perder mucho tiempo, cogí estas cosas y fui hacia la sala de cómputo, busque rápidamente el manual para conectarlo todo correctamente, revise una y otra vez que los cables estuvieran bien puestos puesto que cualquier error me costaría caro en el caso de que se dañara el equipo.

Me recosté en el suelo, estaba frio al igual que la cama, el casco en mi cabeza y tras un suspiro pronuncie aquellas palabras que sonaban como un encantamiento de aquellos cuentos que de antaño leía hasta el agotamiento… LINK START!

La sensación corporal se alejaba poco a poco mientras que en mi mente veía tal cual como si mis ojos estuviesen abiertos, líneas de colores pasaban a través de mi, aquella sensación de mis brazos y piernas que en principio habían desaparecido, ahora era más nítido de lo que era antes además de la temperatura y dureza del suelo, ahora era una cálida brisa la que recorría mi espalda junto con el peso, pues ahora este se encontraba en mis pies, la imagen que veía era más clara ahora, pisaba un suelo empedrado y frente mi varias casas de un estilo antiguo, personas caminaban de un lado a otro, algunas platicando y otras más cargando cosas.

No cabía de mi asombro, mire mis manos y mis pies, las movía para cerciorarme de que tuviera control completo sobre mi cuerpo, caminando descubrí que me encontraba más ligero y que el viento era distinto, el aroma que respiraba era limpio al contrario que en casa. En aquel mundo también era de noche, mire al cielo, observando las estrellas cubrirnos con su manto lumínico, a mi espalda tenía una espada de madera lo que me hiso llevar mis manos hacia el cuello en un instante de pavor puro, pero por suerte ahí tenía mi única posesión propia, que era mi bufanda larga y blanca.

Empecé a caminar de un lado a otro, escuchando la conversación de los demás, de peleas y disputas de unos a otros, algunos llorando mientras que una minoría que se mantenía invisible en los callejones estaba recostada en las paredes con una mirada perdida y con la boca abierta, pareciese que estaban desmayados o algo por el estilo, mas sin embargo, esto no me inquieto en lo absoluto, sabía que hay personajes que estaban diseñados para aparecer así, como pordioseros, para luego atacar y robar a los otros. Una extraña sonrisa apareció en mi rostro, pues al parecer tendría valía en este lugar, que no sería un ser invisible a los ojos de todos, si no que soy parte de un grupo selecto, que podría apostar mi sucia cama a que estas personas son de una posición alta en la sociedad.

Esto no me llamo demasiado la atención, pues dentro de este magnífico mundo, todos somos iguales y lo que marcaba la diferencia –o al menos eso cero- será su fuerza o estrategia dentro de este mundo. Busque entre las calles de la gran ciudad una plazoleta que no estuviera tan llena, que tuviera arboles, bancas y uno que otro farol… el motivo lo desconocía, tan solo quería un lugar tranquilo y vacio para salir del juego antes de que alguien notara que no estaba durmiendo en la cama si no en el suelo de la sala de computo.

Recordando el manual, realice un movimiento con mi mano derecha, para abrir el menú para luego buscar la opción que me permitiera salir del juego pero no la encontré, tras esto busque nuevamente donde estuviera dentro de las opciones y demás configuraciones, mas sin embargo no lo encontré, mordí mi labio inferior estresado pues no encontraba el botón de salir, entonces recordé que también existían comandos de voz, fue entonces que dije Log out, tan claro como mi pobre ingles me permitiese pero no sucedió absolutamente nada, suspire nuevamente para luego pensar, No puedo Salir… así que la única manera de salir del juego será que me saquen desde el exterior, por lo tanto sabrán que saque a escondidas el juego… entonces me regañaran sin importar que salga o no.

Decidí entonces probar el sistema, saque mi espada y la blandía con ambas manos, empecé a dar tajos a 90 grados con respecto al suelo, levantando el arma y bajándola rápidamente, tenía que disfrutar el poco tiempo que tenía hasta que me regañasen.