Pequeño descanso {Libre}

Tras haber dejado que su cuerpo fuese guiado por una pequeña porción de mapa y tras haber entrado en contacto con algún que otro Player, Doppelgänger, había decidido darse un breve descanso debido a que, simplemente, no era demasiado necesario el forzarse demasiado. Aquello era, a fin de cuentas, no más que un juego y, por ende, no era una idea especialmente adecuada el, simplemente, levear y levear para así llegar a la cima. Lo bueno de aquel mundo eran las opciones que ofrecía, no eran pocas las motivaciones que se podían adquirir con el paso de los días y, por suerte, él ya estaba seguro, en casi su totalidad, de lo que quería ir haciendo a lo largo de aquel mundo.

Fue bajo aquellos pensamientos que llegó al pueblo Torubana, se sabía gran parte de la distribución del mapa del piso 1 por lo que sabía llegar con cierta celeridad a los destinos deseados. El haber estado en la Beta del juego le permitía ahorrar bastante tiempo en lo que a exploración se refería, saber la ubicación aproximada de no solo los pueblos, si no de también las zonas de leveo resultaba ser algo bastante ventajoso respecto a otros Players, el tiempo era algo demasiado preciado como para ser perdido y, para gente tal como resultaba ser él, era fácil distanciarse en términos temporales de otros jugadores si mantenía un buen ritmo.

Buscó, entonces, a un NPC del cual sabía tener buenos precios de pociones. Su barra de vida había descendido ligeramente a lo largo de las horas y prefería adquirir algunos con capacidad de sanar para evitar tener que hacer respawn perdiendo, así, un tiempo demasiado valioso. Comenzó, entonces, a caminar por el pueblo a paso tranquilo. Su mirada, despreocupada y seria, indicaba que todo aquello le resultaba, inevitablemente, familiar.

Sus ojos se abrieron con sorpresa ante tal imagen, ¿una niña recorriendo Aincrad? Aquello no era posible, los diseñadores del juego siempre habían sido muy excentricos y estrictos a la hora de trazar un mínimo de edad, no era posible que una infante tal como era ella pudiese haber obtenido un Nev Gear para así introducirse en el juego, era algo que escapaba de su compresión. No creía que pudiese haber una joven que hubiese atravesado la barrera de seguridad del juego, más que nada porque antes de llevarte el juego tenían que configurar el Nev Gear en la tienda y, por ende, tenías que dar tus datos. ¿Un NPC? Nunca había visto durante toda la fase Beta a un NPC tal como ella, el piso uno había sido recorrido de cabo a rabo y, ella, nunca había aparecido.

Bajo tales pensamientos la muchacha salió corriendo hasta introducirse en un callejón. Doppelgänger no habría sabido explicar el porque pero salió corriendo detrás de ella, movido por una extraña curiosidad difícil de saciar. Se introdujo entonces en el callejón pero no la vio, se adentró en las profundidades del mismo buscándola, mirando hacía los lados de cuando en cuando mientras avanzaba con cierta celeridad por aquel pasillo pertrechado por los muros de piedra que pertenecían a las casas colindantes a su presencia. - ¿Hola? - pregunto, con voz tranquila y en un tono un tanto alto, buscando alguna respuesta por parte de aquella misteriosa joven.

¿Habría actuado de aquella forma de no haber sido un mero videojuego? La respuesta más probable habría sido un simple y rotundo no, de haber estado en el mundo real habría sido, cuanto menos, mucho más cuidadoso con su forma de actuar pero, al menos eso era lo que creía, lo peor que le podía pasar en el mundo de Aincrad era hacer respawn por lo que, realmente, no era mucho lo que tenía que perder.

La joven, a la cual había seguido, se dio la vuelta tras, seguramente, haberle escuchado. Lo miró fijamente justo antes de esgrimir una breve sonrisa al tiempo que le saludaba. Doppelgänger ladeó ligeramente la cabeza y, dejando un poco de lado aquella actitud tan seria y tranquila que poseía, levantó ligeramente la mano para devolverle aquel saludo. Aquel jugador debía de ser una niña o similar mas no recordaba que se pudiesen adoptar apariencias de menores de quince años, aquello seguía siendo bastante extraño.

Se acercó a ella con paso lenta para luego doblar ligeramente las rodillas, reduciendo su estatura. - Hola pequeña - dijo, en primer lugar, mientras terminaba de flexionar las rodillas hasta ponerse, casi, a su altura. Era difícil si se tenía en cuenta que Kvothe media, tanto en la realidad como en el juego, un metro noventa de manera aproximada. - ¿Necesitas ayuda? - preguntó, seguidamente. Dudaba que la necesitase pero prefería preguntar y asegurarse. Era obvio que no iba a empezar a atosigarla a preguntas para satisfacer su mera curiosidad, no era de su estilo el, simplemente, molestar a nadie, y menos a una niña, para sentirse menos curioso.

Doppelgänger era el tipo de hombre que, por unas razones u otras, no estaba demasiado acostumbrado al contacto físico con otras personas. No había sido extraño que al recibir el abrazo de la niña no supiese demasiado bien como reaccionar en primera estancia, el apelativo de cariñoso no era algo que encajase demasiado bien con su persona... era, ciertamente, algo común el que no hubiese atinado a responder de forma adecuada ante tal gesto.

Bajo tales pensamientos reaccionó con sorpresa al ver como frente a sus ojos, y a espaldas de ella, se veía una extraña sombra que, en cuestión de segundos, se había transformado en un monstruo predispuesto a atacarlos tanto a él como a la joven. La reacción del Beta de cabellos blancos no pareció demorarse demasiado y en cuestión de segundos uso su brazo derecho para abrazar a la pequeña y girar noventa grados apartandola de la trayectoria del ataque.

Sus piernas, flexionadas, intentaron levantarse e impulsarse hacía un lado para evadir el ataque pero había perdido unos segundos muy valiosos para asegurarse de que ella no sufría daño alguno. Trató de, literalmente, dar un pequeño salto lateral pues, de lo contrario, recibiría aquel ataque en su brazo izquierdo, o en el costado, sin poder evitarlo...

Doppelgänger no pudo más que observar como, tras fallar su ataque, el monstruo se marchaba pero, sin poder evitarlo, se sintió intrigado. Aquel lugar era, que el recordase, una zona segura y, por ende, protegida de monstruos. Sin embargo acababa de ver le disparaba las dudas cuan escopeta de feria, aquel monstruo, un Acus, había emergido de entre las sombras de una zona segura pero, ¿Cómo? No era capaz de entender como aquel pequeño monstruo se las había ingeniado para ingresar en la ciudad. Tendría que investigarlo luego pero, por el momento, perseguir a aquel enemigo no era su prioridad.

Su vista se fijo en la joven que, por alguna razón, le había entregado una extraña pluma morada de la cual no era capaz de descifrar su utilidad ni su nivel de empleo. Debía de ser de un nivel más alto pero... ¿Cómo la había obtenido? Cada vez nacían preguntas cuya respuesta no alcanzaba siquiera a alcanzar. Tomó el Item en sus al ver como ella se lo ofrecía. - Vaya... gracias - terció, en primer lugar, mientras esbozaba una muy breve sonrisa. Seguía hablando, aun, con esa voz tranquila y seria pero, al parecer, estaba siendo más amable de lo normal al tratarse de, tan solo, una niña.

- ¿Estás bien? - preguntó, entonces, tras guardar la pluma. La verdad era que se sentía agradecido, no era muy normal que en Aincrad te regalasen cosas por las buenas pero, ciertamente, en aquellos momentos le interesaba más el estado de salud de aquella joven que, por alguna razón desconocía, no había formulado palabra alguna.