No era tan fácil como pensé {Oga/Libre}

No sabía si había sido su tono de voz carente de emociones o la rapidez con la que contestó mi pregunta, el punto era que me había sorprendido bastante. Sabía que estaba siendo honesto conmigo al decirme que había jugado en la fase beta, le creía…¿cómo no hacerlo? Parecía conocer detalles que yo habría tardado varios meses en descubrir por mi cuenta, y estaba segura de que otros jugadores buenos también habrían pasado por lo mismo al entrar por primera vez en SAO. Antes de poder pensar en algo que comentar al respecto oí susurros alrededor de nosotros, poco a poco estos se fueron haciendo cada vez más audibles, me pregunté si ese ruido era por el hecho de que Oga fuera un jugador más experimentado que el general de los players. “Tengo un mal presentimiento” sentía como la preocupación comenzaba a afectarme.

Los jugadores que se encontraban en la plaza se nos acercaron y preguntaban a Oga cosas relacionadas con el juego. Al principio eran dos, luego siete…trece…diecitantos…perdí la cuenta después de aquello. Eran demasiados los que nos rodeaban, sentía una opresión invisible sobre mi pecho, la angustia y ansiedad hacían que me sintiera realmente mal. “¡Hay demasiada gente!” grité mentalmente, tenía que encontrar alguna forma de apartarnos de la muchedumbre y evitar que nos siguieran o algo por el estilo; de otra forma me desmayaría a causa de la presión, si es que eso era posible. A pesar de que yo no era quien estaba sometida bajo “amenaza”, era capaz de sentir por lo que Oga pasaba. Habían jugadores que parecían solicitar ayuda de forma más amistosa, como pidiendo un favor. Los que me preocupaban eran quienes podían información como si fuera un deber por parte de Oga decirles todo lo que sabía, si nos lográbamos escabullir ellos podrían salir en nuestra búsqueda como perros rabiosos.

Fui apartada del lado de Oga por otros jugadores que intentaban acercarse más a él para obtener información. Intentaba alejar a algunas personas por medio de empujones y jalando ropa con más fuerza de la normal, pero no obtenía mayores resultados. Escabullirme entre la gente para llegar hasta Oga tampoco había funcionado, ya que un hombre considerablemente más alto que yo me había tomado de la parte trasera del cuello de mi ropa, me levantó y dejó apartada de los players diciendo que esa información no era de mi incumbencia y debía regresar a la cama. Era oficial, estaba realmente molesta…si había algo que no toleraba era que me ignoraran por ser una niña. De pronto una idea vino a mi mente, abrí un cuadro para enviar un mensaje a Oga, esperaba que entre tantos cuadros que tenía en frente pudiera localizar el mío con mayor facilidad. “Sígueme la corriente. Harumi” escribí a toda velocidad para luego enviarlo.

No me gustaba ser el centro de atención, pero en esta ocasión no tenía elección. –¡YA BASTAAAAAAA!- grité a todo pulmón lo suficientemente fuerte como para que la gran mayoría me mirara entre curiosos y expectantes por lo que haría. Tenía el ceño fruncido y los puños cerrados con fuerza, aquello hizo que más de una jugadora me mirara como si fuera un peluche abrazable o algo por el estilo.

Caminé entre la multitud dando empujones a algunos jugadores que intentaban cerrarme el paso, cuando pude llegar hasta Oga aún se podían escuchar murmullos de los que nos rodeaban. Abrí mi inventario y saqué los pocos col que me quedaban, una vez que se materializaron en mi mano se los tendí a mi compañero sin que el ceño fruncido se desvaneciera. –Usted gana- dije fingiendo molestia de forma bastante creíble, -de haber sabido que causaría tantos problemas no le habría desafiado a hacerlo- continué cruzándome de brazos. Aquellos que exigían respuestas de Oga ahora exigían respuestas de mi boca, -Oga-san me contó sobre los beta y el alboroto que causaban cuando revelaban su identidad- expliqué con sencillez, esperaba que se creyeran el cuento, -no le creí y lo desafié a que dijera que había jugado en la fase beta para ver la reacción de ustedes, a lo que él aceptó- ellos me miraban bastante molestos, probablemente más de lo que yo estaba.

-Lamento mucho el malentendido, pero aquí Oga-san no sabe más que cualquiera de nosotros sobre este juego- terminé tomando la mano de Oga y dándole un jalón suave, imperceptible para cualquiera que no fuera él…quizá con esa señal podría darle a entender que debía disculparse también. Podía ver que las personas que estaban más afuera del gentío se iban alejando en distintas direcciones, parecía que mi pequeño e improvisado plan había comenzado a dar frutos.

Me sentí aliviada cuando Oga se disculpó por la supuesta apuesta, de no haberlo hecho habríamos levantado aún más sospechas. Hice una reverencia al gentío a modo de disculpa, un alto porcentaje de los players era japonés por lo que debían entender aquel gesto de mi parte. Un grupo considerable parecía haber creído nuestra mentira blanca, apartándose del lugar con cierta decepción. Era mejor así por el momento, cuando las cosas se calmaran un poco más quizá Oga podría revelarse abiertamente como un beta…y yo tendría que pedir disculpas pertinentes nuevamente. Tomada de la mano de Oga salimos del confundido gentío con algo de dificultad, pero lo conseguimos.

Avanzamos a gran velocidad entre las calles alejándonos lo más posible de aquella plaza. Me hubiera gustado poder disfrutar lo poco de té y dangos que quedaban, pero estos se habían convertido en datos luego del “ataque de players desesperados”. La forma en la que actuaron esos players fue totalmente ridícula desde mi punto de vista, mantener la calma es una de las formas más básicas para obtener resultados positivos…todos ellos eran mayores que yo y parecían niñitos de guardería que querían un juguete. Todavía era incapaz de creer lo que había ocurrido, mi cabeza parecía estar completamente inhabilitado para comprender mi forma de actuar…yo no era así. Mei jamás habría llamado la atención de la forma en la que Harumi lo había hecho, parecía que estaba comenzando a tener problemas de doble personalidad y eso me preocupaba demasiado.

La risa y comentario de Oga hicieron que mi rostro se tornara completamente rojo a causa de la vergüenza, parecía que mis ojos y cara tenían el mismo color; me apenaba haber actuado de aquella forma. Me detuve de golpe e hice una pronunciada reverencia a Oga, haciendo que mi cabello callera por sobre mis hombros cubriendo así mi cara siendo incapaz de mirarle, -lo lamento mucho Oga-san…prometo que esto no se repetirá- me disculpé con sinceridad, sabía que acababa de causarle una enorme molestia. “A tiempos desesperados, medidas desesperadas” palabras sabias que me habían hecho salir de mi personalidad lo suficiente como para callar a demasiadas personas. Dejé de hacer la reverencia, sin embargo mis ojos mantenían la vista fija en el suelo, aún estaba demasiado abochornada como para mirar a mi compañero.

-¿Cree que nos estén siguiendo?- pregunté con una nota de preocupación sin siquiera mirar a mis espaldas. Había notado que más de alguna persona en la multitud parecían no muy convencidos de nuestra actuación. Es más, sentí miradas gélidas en mi espalda mientras salíamos de allí…llámenlo instinto, presentimiento, paranoia…pero sabía que algo no andaba del todo bien cuando nos fuimos. Mi inseguridad volvió a mí de golpe, tenía miedo de que algo malo fuera a ocurrir, sobre todo si envolvía a otros jugadores aparte de nosotros. No me sentía capacitada para enfrentarme a otro player…¡si apenas hoy había aprendido a matar jabalíes! Estaba incapacitada totalmente para pelear contra un ser humano armado.