No era tan fácil como pensé {Oga/Libre}

Estar en SAO era una de esas situaciones que nadie podía esperar, dudaba que algún jugador esperara un cambio de planes tan drástico como el que había acontecido en la ciudad de los inicios. Todo había sucedido tan rápido que no tuve tiempo de reaccionar, cuando salí del estado de shock y asimilar que no podía salir de allí por mi cuenta. A veces la realidad era triste pero cierta, lo mejor sería mantenerme alejada de los problemas por el momento y pensar en alguna forma de avanzar.

Con esa mentalidad me dirigí a Torubana, me había agrupado con un grupo más o menos numeroso de jugadores esperando pasar totalmente desapercibida; no quería que alguno de ellos creyera que estaba aprovechándome de ellos. Escuchaba conversaciones por parte de algunos, la mayoría estaban tan asustados como yo y parecían no creer lo que sucedía. Aquellas pláticas solo hicieron que mi temor hacia el juego incrementara.

Una vez que llegué a Torubana me separé inmediatamente del grupo y comencé a recorrer las calles por mi cuenta. Esperaba que esos chicos pudieran seguir avanzando en el juego, quizá de esa forma podría tener la valentía de continuar también.

A pesar de que habían personas asustadas y el aire se sentía un tanto tenso, el ambiente de la ciudad parecía calmar a los jugadores que se encontraban allí. Esbocé una leve sonrisa mientras miraba a mi alrededor, a pesar de ser un juego...todo era demasiado real. "Ahora entiendo a Onichan, este juego es increíble" me dije con aire soñador, me hubiera gustado estar junto a mi hermano ahora, pero dudaba que él pudiera aparecer para cuidarme ahora.

Miraba los puestos con curiosidad, todo lo que vendían era realmente bonito. "Si tuviera algo de dinero podría comprar algo" pensé un tanto desanimada, sacudí la cabeza para quitarme aquellos pensamientos de la cabeza. Debía pensar en una forma de ganar dinero, no sabía cuanto tiempo estaría allí así que tendría que ingeniármelas como pudiera para vivir.

Estaba realmente distraída por todas las cosas que me rodeaban, era imposible que el lugar no captara mi atención. No me di cuenta por donde caminaba y accidentalmente choqué con alguien. Perdí el equilibrio y como era de esperarse caí al suelo; me levanté rápidamente y comencé a pedir disculpas de forma casi automática. -Disculpe no me fijé por donde iba- dije completamente sonrojada sin ser capaz de levantar la vista.

La voz serena del hombre con el que había chocado hizo que soltara un leve suspiro de alivio. No sabía con qué clase de personas me encontraría en un juego como este. La experiencia que había tenido en otros RPG, me decía que habían personas muy amables y otras que no; si me topaba con las últimas mi hermano solía sacarme de los aprietos tomando control de mi juego. Lamentablemente este no era el caso, era obvio el temor que sentía, pero tampoco podía quedarme de brazos cruzados.

Tenía que tener en cuenta que este no era un juego normal y la desesperación podía causar estragos en las personas, por lo tanto no me podía fiar de cualquiera que se cruzara en mi camino. Sin embargo la situación era distinta en este momento, las ciudades eran zonas seguras, mientras me mantuviera en una podía darme el lujo de confiar un poco más.

Alcé la vista intentando mostrar un poco más de confianza, me era difícil entablar conversaciones con extraños, pero si no me acostumbraba era muy probable que terminara sola en el juego. Le dediqué una sonrisa suave a modo de saludo, parecía uno de esos jugadores que eran más amables que el resto. "Ojalá estés en lo cierto Mei" me dije a mi misma como queriendo darme ánimos.

No pude evitar soltar una leve carcajada al oír su pregunta, ciertamente mi apariencia física podía hacer dudar a cualquiera de mis capacidades. Si es cierto, mis capacidades dentro del juego hasta el momento eran cero, esperaba obtener un poco más de experiencia con el paso del tiempo. Asentí a modo de respuesta a su pregunta, -solo quiero salir de aquí- murmuré a un volumen justo para que solo él pudiera escucharme, no me interesaba llamar mucho la atención...no más de lo que podía haberlo hecho hasta el momento. -Quedarme en la Ciudad de los Inicios solo significaría condenarme a permanecer en este juego- agregué agachando un poco la mirada. Sabía que para alguien como yo, salir de este juego era imposible si lo hacía en solitario; pero el que no intenta no triunfa, así que peor es nada.

Aún tenía la vista en el suelo cuando sentí un leve cambio en su tono de voz. No dejaba de ser sereno y calmado, pero le noté un poco más serio; como si lo que acababa de confesar fuera algo que no hubiera preferido oír. Sabía que un comentario como el que había dicho causaría varias carcajadas en varios de los players del lugar; para mi propia suerte, nadie se había detenido a escuchar nuestra pequeña plática.

Noté que él se había agachado para acomodarse a mi altura, instintivamente alcé la mirada encontrándose con la suya. Su sonrisa hizo que me tranquilizara, al menos él parecía demostrar que era de fiar. El comentario sobre el sacrificio de otros players causó que mis labios se torcieran en una mueca reflexiva.

En cierta forma tenía razón, habían jugadores que estaban trabajando duro por intentar sacarnos a los demás de allí. Mientras meditaba lo que acababa de decirme, él me tomó de la mano y me apartó del camino; la verdad era que entorpecíamos un poco en medio de la calle. Nos alejamos del tumulto de gente, lo más probable era que quería hablar en un lugar menos concurrido así que no me negué.

-Pero, ¿vale la pena?- pregunté mirándole con el ceño levemente fruncido, quizá no era el punto de vista más óptimo, pero tenía un poco de lógica. -¿Vale la pena que un grupo de buenos jugadores se sacrifiquen por otros se dedican a hacer nada?- mi tono de voz se mantenía dulce como de costumbre. -No quiero que otros coloquen sus vidas en riesgo por mi seguridad, porque al final ellos podrían morir...ni siquiera morirán usando sus nombres verdaderos- parecía que poco a poco mi mente fluía a través de mis labios, -sin poder ser recordados por quienes eran una vez que volvamos a casa-.

-Si logramos salir con vida, no podría vivir con la culpa de que en alguna parte hay una familia llorando por la pérdida de un ser querido- me imaginé a mi misma llorando por mi hermano o mis padres si se encontraran es esa situación. Negué con la cabeza, -no quiero que vidas valiosas se pierdan por una poco importante como la mía- concluí en un leve murmuro. Esbocé una sonrisa amable, -mientras hayan personas peleando, yo haré lo que pueda para ayudar también...si bien tengo que ser un escudo humano, lo seré- quizá necesitaba tiempo, pero sabía que podría ser de alguna utilidad. Por algún motivo, estaba sacando esperanzas y fuerza de voluntad de la nada; me sentía un poco mejor conmigo misma.

Caminamos hasta una plaza de forma circular decorada por flores y bancas de piedra. SAO seguía sorprendiéndome cada día más, un lugar como ese en el mundo real tardaría años en confeccionar. Las flores tardarían meses en conseguir que su belleza adornara un sector como ese, pero en un mundo virtual como ese, las flores siempre mantenían esa hermosura como si fuera mediados de primavera. Si SAO no fuera un juego de vida o muerte, habría pasado varias semanas en ese lugar solo para poder admirar las flores con más detalles.

El lugar era considerablemente menos concurrido, aquello hacía que mis niveles de estrés disminuyeran de forma notoria. Sentí como mis músculos se relajaban poco a poco, no sabía si mi acompañante lo habría notado, pero me sentía mucho más tranquila ahora.

Mientras explicaba mi punto de vista, él parecía bastante interesado en lo que planteaba. Estaba más acostumbrada a que los adultos se rieran mientras hablaba porque les causaba ternura o sentimientos similares. En ocasiones prefería decir que no tenía opiniones respecto a un tema, antes que oírlos reírse de mi sin siquiera prestar atención a lo que decía.

Tomamos asiento en una de las bancas de piedra que estaban desocupadas, coloqué mis manos sobre mis muslos fijando la vista en el suelo un tanto perdida en mis pensamientos. Él, con sus palabras, me sacó de mi ensimismamiento y le miré con cierta sorpresa. Al sentir su mano sobre mi cabello acariciándolo, no pude evitar recordar con cierta nostalgia a mi hermano.

Escuché sus palabras con atención sin quitar la vista de sus ojos, él tenía razón en varios puntos, pero había algo que me inquietaba de sobremanera. -Tienes razón-admití dedicándole una dulce sonrisa, -sin embargo hay que admitir que para conseguir experiencia, necesitaré quizá el doble si no el triple de tiempo para alcanzar a los demás jugadores- hice una pausa desviando la mirada hacia una de las flores blancas que se encontraban a un costado, -es lógico que si logro acompañar a un grupo, ellos prefieran dejarme atrás para avanzar más rápido- expliqué con cierto aire de preocupación.

Le miré fijamente con una chispa de curiosidad en los ojos. No había caído en cuenta de que ni siquiera sabía el nombre del hombre que me acompañaba, sonreí un tanto divertida cuando lo vi levantarse de la banca para hacer una leve reverencia mientras se presentaba. "Noctis Caelum, procura jamás olvidarlo Mei" pensé sin borrar mi sonrisa. Me arrodillé sobre la banca de piedra e incliné mi torso hacia adelante, aquello hizo que mi cabello cayera por sobre mis hombros ocultando un poco mi rostro. -Un placer conocerle Oga-san- dije para luego levantarme, -fuera del juego me llamo Nishihara Mei, hace unas cuantas semanas cumplí los doce años- hice una leve pausa durante la cual acomodé mi cabello, -pero puede llamarme Harumi- agregué con un poco más de confianza.

Oga parecía ser una persona de confianza, esperaba que así fuera porque la verdad era que había podido atrapar mi curiosidad con mucha facilidad...lo que en el mundo real era difícil para los adultos. -Si no le molesta mi pregunta, ¿usted de qué país viene?- pregunté con cierto cuidado, él no había usado palabras o prefijos que solíamos usar en Japón, además de que su nombre me sonaba a alguien extranjero; aquello ciertamente llamó mi atención.

Observé con detenimiento como Oga-san abría el menú y presionaba distintas opciones, aún no estaba familiarizada muy bien con el formato del juego; pero sabía que me acostumbraría rápidamente. De pronto frente a mi apareció un recuadro preguntando "¿Acepta invitación de amistad?". Escuché atentamente lo que me explicaba con respecto a las amistades dentro del juego, era una opción realmente útil. "Sin importar la distancia te puedes comunicar con alguien y saber si se encuentra bien" aquello me daba la seguridad de que no estaría tan sola como creía.

Hice click en el círculo azul, al menos podría saber si Oga continuaba con vida en el juego...aquello me reconfortaba mucho. Pensé que a mis padres les hubiera gustado tener un sistema de comunicación así, nos tendrían a Ryusei y a mi a la vista en todo momento. Una suave carcajada escapó de mis labios al imaginar a mi hermano intentando eliminar a nuestros padres de su lista de amigos. -Gracias Oga-san, es muy amable por tomarse su tiempo para explicarme esto- dije dedicándole una sonrisa.

Lo miré con sorpresa cuando le oí decir que era de Estados Unidos, "Oniichan realmente sabía que este juego sería popular" ahora comprendía la magnitud del juego. -No me imaginaba que el juego estaría disponible para otros países, aunque me parece una experiencia mucho más interesante cuando son varios países los que participan- comenté con aire pensativo, -pero dudo que alguien hubiera esperado que un juego se hubiera convertido en una prisión- dije en un murmullo mirando hacia el cielo.

Solté un suspiro para luego contestar a su pregunta, -estoy sola, llegué aquí siguiendo a un grupo numeroso de jugadores- respondí con sencillez alzando un poco los hombros. Dudaba que algún miembro de ese grupo me recordara, no entablé conversación con ninguno de ellos mientras recorríamos el trayecto. "Probablemente creían que era muda o algo así" me dije a mi misma un tanto divertida, la verdad era que no quería llamar la atención más de lo necesario. -Cuando llegamos aquí me alejé de ellos para buscar por mis propios medios alguna forma de subir de nivel- agregué mirándole, -fui demasiado arrogante e ingenua en creer que podría hacerlo por mi cuenta- admití notando como un sonrojo se apoderaba de mis mejillas.

Cuando había tomado la decisión de entrar a SAO, lo había hecho pensando en que mi hermano estaría allí para ayudarme a jugar; que me explicaría el funcionamiento y reglas del lugar...él tenía muchas más experiencia que yo para los juegos. La complejidad de SAO era abrumadora, pero a la vez hermosa; no sabía que había tantas maneras de obtener beneficios, pero el nivel de realidad hacía que destacara la belleza del juego en sí.

Prestaba atención a lo que Oga explicaba, parecía que él tenía mucha experiencia con este juego en particular; lo que hacía que de forma automática mi confianza en él aumentara de forma considerable. No conocía a otros players, pero de los que había visto, Oga (desde mi punto de vista) sería uno de los jugadores que terminaría el juego. Se notaba que podría controlar las situaciones con mucha habilidad, usando más el cerebro; no como otros que probablemente se lanzarían a jugar tomando todos los riesgos sin pensar. Honestamente, esperaba poder aprender más sobre SAO, "ojalá pudiera aprender todo lo que sabe Oga-san" me dije a mi misma con aire de admiración.

Incliné la cabeza hacia mi hombro derecho cuando mencionó lo de formar una banda, era la primera vez que en un juego me preguntaban aquello. Cuando jugaba con Ryusei solían invitarlo a él y por el hecho de ser su hermana me dejaban entrar a mi también; claro que no se preocupaban por ayudarme a aumentar de nivel o a conseguir objetos...para la mayoría era una pérdida de tiempo. Sonreí alegremente con su propuesta, me confortaba saber que al menos no andaría sola por el juego sin nadie en quien confiar. -Me agrada mucho la idea- dije tomando su mano como aceptando el trato. La confianza que Oga demostraba causaba que mi timidez se disipara de a poco, -no sabe lo contenta que estoy Oga-san, dudaba que alguien fuera a invitarme a un grupo- admití con cierta vergüenza. Pensaba que tendría que andar siguiendo a otros grupos a escondidas para avanzar en el juego, gracias al cielo no sería así.

Me gustaba el hecho de que él aclarara que sería un grupo pequeño, a menos gente, mayor confianza. Además en los grupos numerosos siempre habían más conflictos, sin contar el hecho de que me incomodaba estar entre muchas personas...sobretodo cuando los ambientes eran muy tensos como en SAO. -Descuide, no invitaría a nadie al grupo sin su autorización- comenté mientras jugaba con las puntas de mi cabello, -además no soy una persona muy sociable, sin embargo haré mi mayor esfuerzo para que todo salga bien- dije con un poco más de seguridad en la voz. La verdad era, que Oga había ganado mi confianza con mucha facilidad, lo que era bastante raro desde mi posición, pero no iba a negar que me agradaba la idea de tener alguien en quien confiar.

Mis ánimos con respecto al juego comenzaban a aumentar, sentía que al confiar en Oga podría avanzar. No era de las personas que se complicaban por no estar cómoda en un grupo o situación, no intentaba modificar las cosas...era preferible adaptarme al cambio y decirle adiós a los problemas. Es por ello que no había impuesto algún tipo de condición ridícula, por que era cierto, otros tipos de jugadores habrían colocado algún tipo de regla que los beneficiara de cualquier manera. Además, si hablábamos de beneficios, Oga no obtenía nada por formar una party conmigo; la única que salía ganando era yo.

Asentí con la cabeza antes de tomar la mano que me ofrecía y me levantaba de la banca con ligereza. Caminamos entre las personas y pequeños puestos, miraba todo con curiosidad sin alejarme de Oga; las probabilidades de perderse en el tumulto de gente era bastante alto, sobretodo para una persona de mi altura. A medida que nos alejábamos del lugar el ruido iba disminuyendo hasta no escuchar nada más que el sonido del viento. -Que relajante- murmuré cerrando los ojos una vez que nos detuvimos. El sonido que emitió la notificación me sacó de mi trance, "¿Acepta invitación de grupo?". Presioné el botón azul, aceptando la invitación, si todo salía bien, entonces debería aparecer su barra de vida de Oga en mi campo de visión. A los pocos segundos, como él había dicho, apareció la barra.

¿Sobre el manejo del juego?, me lo quedé pensando unos segundos mientras sacaba mi espada con un poco de dificultad. -Pues, con esto tengo que atacar a los enemigos- blandí la espada con suavidad, quizá con demasiada desde el punto de vista de otros jugadores. No me agradaban mucho los enfrentamientos, pero si surgía alguno tendría que sacar fuerzas de donde fuera para seguir adelante. -Pero, supongo que deben haber muchas más cosas que hacer- dije con cierta vergüenza, había llegado a este mundo sin saber absolutamente nada de el; por lo que lógicamente estaba en desventaja con respecto a los demás players. Noté la presencia de unos animales no muy lejos de nosotros, probablemente serían nuestros pequeños muñecos de práctica.

Ahora es cuando maldecía por lo bajo a mi hermano, ya que cuando solíamos jugar juntos este tipo de juegos, él solía realizar todos los ataques y me dejaba a mi la parte de recolectar objetos para luego intercambiarlos o usarlos más adelante. SAO no era igual a ese tipo de juegos, pero si me hubiera dedicado un poco más a ganar experiencia antes, probablemente las cosas se me darían con mayor facilidad.

Escuché lo que me decía, si matar monstruos te daba experiencia, entonce debía convertirme en una especie de cazadora para subir de nivel. Miré a los cerdos que se encontraban no muy lejos de nosotros, no parecían ser violentos, al contrario...podían llegar a ser hasta tiernos. -Mientras más criaturas derrote, más fuerte me hago...suena bastante lógico- dije mirando a Oga para luego alzar una ceja, -pero es mucho más fácil decirlo que hacerlo- un suspiro escapó de mis labios. Ciertamente si no hubiera chocado con Oga, probablemente estaría vagando por el pueblo sin tener la más remota idea de cómo salir de aquí.

Lo vi desenfundar su espada y dirigirse a hacia un cerdo que se había alejado del grupo más numeroso. Me mantuve a una distancia prudente de la acción, podía ver a la perfección los movimientos de Oga sin interponerme en la pelea. Presté atención a cada movimiento de mi compañero, él tenía la espada firmemente sujetada demostrando seguridad y atacó sin mostrar indicios de querer detenerse. En ese momento caí en cuenta de que para llevar poco tiempo en el juego, Oga parecía saber mucho, incluso más de lo que se esperaba. Aquello había quedado dando vueltas en mi cabeza, "se lo preguntaré luego, ahora concéntrate Mei" pensé mientras tomaba mi espada con fuerza.

El cerdo luego del ataque de Oga había desaparecido en forma de datos azules, una mirada de sorpresa apareció en mi rostro y mis labios formaron una perfecta "o". Al oír sus palabras lo medité unos instantes, -si dice que mi cuerpo virtual puede hacer cosas gracias al poder de mi mente, ¿podría dar saltos de varios metros de alto o moverme como los personajes de las consolas?- pregunté un tanto intrigada, me era difícil creer que incluso con este "cuerpo" podía hacer ese tipo de cosas.

Abrí los ojos con cierta incredulidad cuando me dijo que me tocaba atacar, tragué saliva al mismo tiempo que apretaba la empuñadura de mi espada. Sus palabras me infundieron confianza, al menos si metía la pata tendría a Oga para ayudarme. Fruncí levemente el ceño mientras me dirigía a paso lento hacia un cerdo que estaba a unos varios metros de nosotros; para mi suerte parecía que estaba solo, intentaba ser lo más sigilosa posible para que no notara mi presencia.

Cuando me encontraba a unos cinco metros de distancia, el cerdo notó que me acercaba y me miró preparándose para atacarme. Me acerqué rápidamente a la criatura mientras alzaba mi espada para acertar un golpe directo, sin embargo el cerdo esquivó mi ataque. Por instinto, cuando el animal pasó junto a mi, lo golpeé con la espada entre las costillas causando algo de daño. Perdí un poco el equilibrio, pero lo recuperé para luego volver a atacar al cerdo por la espalda. No permitiría que ese animal me ganara, le asesté un corte en el lomo haciendo que el cerdo se convirtiera en datos que fueron dispersados con el viento. -Creo que entiendo un poco el concepto- dije mirando a Oga con una suave sonrisa que se asomaba en mi rostro.

Off: Me agrada la idea de seguir el post hasta la posada

Un sentimiento de orgullo inundó mi mente cuando oí a Oga decir que lo había hecho bien, sus palabras me daban aliento para continuar peleando; eso hablaba muy bien de él. No había mucha gente que pudiera hacerme sentir de aquella forma, es más, nunca había entablado una conversación así con un desconocido; mi personalidad no me permitía tener muchos amigos ni personas de confianza. Era por ello que mi confianza y autoestima no estaban muy arriba que digamos. En aquel mundo era distinto, podía intentar ser alguien diferente.

Había muchas cosas que no entendía de este juego todavía, pero haría todo lo posible por sobrevivir. Además mantener contacto con Oga me ayudaría a no sentirme tan sola, no sabríamos cuánto tiempo estaríamos allí; no pretendía convertirme en una ermitaña tampoco. Asentí con la cabeza cuando me preguntó si quería seguir practicando, -si esto me ayuda a mejorar, lo haré con gusto- dije sin borrar mi sonrisa. Si íbamos a estar en un grupo, debíamos aprender a trabajar juntos para acabar con los animales de manera más eficiente.

Comenzamos a practicar con los cerdos que se encontraban en el lugar y algunos jabalíes, nos las habíamos ingeniado para acabar con la gran mayoría de ellos. Gracias a ello adquiría un poco más de experiencia en el juego, no numéricamente hablando, pero poco a poco me acostumbraba al tipo de movimiento que efectuaban aquellas criaturas; desde mi punto de vista eran bastante repetitivos. Con el paso de las horas ya no era cosa de atacar, si no de buscar algún movimiento nuevo que podría aparecer en otras situaciones un poco más complejas. Las habilidades de Oga no dejaban de sorprenderme, por mucho que lo viera combatir no podía evitar pensar que él era uno de esos jugadores expertos.

Las horas pasaban y por algún motivo parecía que mi energía no se agotaba, no sabía si era culpa del juego o mi edad. Caí en cuenta de la “hora” cuando noté que el cielo comenzaba a tomar colores anaranjados, rosados y rojizos. “Es como estar en la realidad” pensé con asombro y nostalgia, la verdad era que tenía ganas de volver a mi hogar, pero nadie me decía que en el intertanto no podía divertirme. Me distraje con la vista, lo que hizo que un jabalí se aprovechara para atacarme; alcancé a esquivarlo de un salto, pero no planeé el aterrizaje, por lo que caí al piso a causa de mi falta de equilibrio. El animal intentó embestirme de nuevo, alcé mi espada clavándola en tu pecho convirtiéndose en datos.

Me levanté y sacudí la ropa quitando restos de “tierra”, -creo que ya he tenido suficiente de cerdos por hoy- comenté a Oga mientras enfundaba mi espada; quedaban tan pocos animales que la verdad ni ellos parecían tener ganas de seguir peleando, extraño pero cierto. Además, matar animales me hacía sentir mal, incluso si estos intentaban hacer lo mismo conmigo; sin embargo me había divertido mucho con Oga. El cielo poco a poco comenzaba a ennegrecerse, no me gustaba la idea de quedar a oscuras a campo abierto. –El tiempo vuela cuando te diviertes- dije sonriendo dulcemente mirando el cielo, -sé que es una pregunta un tanto tonta pero mientras estamos en el juego ¿existen necesidades como comer o dormir?- pregunté entre curiosa y avergonzada. Técnicamente este cuerpo era virtual, el real estaba en un estado de coma, es cierto que había comido antes, pero me preguntaba si era o no algo completamente necesario.

Off: perdona la demora T.T debes estar odiándome en este momento D:

Solté una suave carcajada al oír su pregunta, -llámeme hiperactiva si quiere, pero la verdad es que no he sentido sueño desde que llegué al juego- admití con un poco más de ligereza. En cierta forma lo que decía era cierto, era hiperactiva...en la realidad podía pasar días sin dormir y desde que el juego había comenzado el sueño no había sido un motivo por el cual hubiera actuado extraño o de forma diferente. Sin embargo, había intentado dormir en más de una ocasión mientras viajaba desde la ciudad de los inicios hasta Torubana, principalmente por costumbre, pero cada vez que cerraba los ojos sentía criaturas moverse entre las sombras; con esa sensación de inseguridad no era capaz de conciliar el sueño de ninguna manera.

Lo mismo sucedía con la comida. Si era cierto, había pasado relativamente desapercibida en el viaje, en más de alguna ocasión algún miembro del grupo se me acercaba para darme un pan ya que veían que no tenía comida. Mis buenos modales no me permitían rechazarla, por lo que comía lo que me ofrecían con una sonrisa de agradecimiento. De cierta manera, había comido por obligación no porque efectivamente tuviera hambre.

Oí la explicación de Oga con sumo cuidado, de haber sabido de lo que era capaz el NerveGear, probablemente lo habría pensado dos veces antes de colocarlo en mi cabeza. "Nuestros cuerpos deberán estar ahora mismo en hospitales siendo atendidos para no morir" aquellas palabras resonaron en mi cabeza, mi imaginación no tardó en comenzar a crear un panorama poco alentador sobre lo que podía estar ocurriendo en casa. Mi cuerpo postrado en una cama con mis padres y mi hermano junto a mi, probablemente a Ryusei lo estarían regañando por ser tan descuidado con sus cosas. Una sonrisa un tanto nostálgica surcó mi rostro sin notarlo, me hubiera gustado poder decirles a mis padres que a pesar de todo me encontraba a salvo y que mi hermano no tenía la culpa de nada.

Salí de mi trance cuando escuché a mi compañero decir que podríamos encontrar algún lugar donde pasar la noche y comer algo; en ese momento mi sonrisa nostálgica se convirtió en una más animada a la vez que asentía suavemente con la cabeza. -Yo no soy la más indicada para tomar decisiones, lo que usted considere correcto lo haré con gusto Oga-san - aclaré sin dejar de usar mi tono de voz suave y calmado, a decir verdad tampoco me veía durmiendo en la calle...esa imagen hizo que soltara una risa queda.

Me acerqué a Oga para comenzar el retorno a Torubana. Las estrellas comenzaban a inundar el cielo nocturno, la vista era realmente hermosa. Poco a poco el cielo anaranjado comenzaba a adquirir una tonalidad azulino tan profundo que llegaba a parecer negro; las estrellas titilaban como anunciando que su reinado empezaba luego de haber sido opacadas por los rayos del Sol durante todo el día. No era algo que hubiera podido ver todos los días, al contrario, ver las estrellas de esta forma en Tokio solo era posible cuando había algún apagón.

No tardamos mucho en llegar al pueblo, los faroles iluminaban las calles dándole un toque de alegría bastante particular. La gente comenzaba a aglomerarse alrededor de los pequeños puestos que habían en las calles, sin embargo habían otros que parecían estar buscando, al igual que nosotros, habitaciones para descansar. Las conversaciones de los jugadores inundaban el lugar, la mayoría usaban tonos de voz alegres y optimistas, acompañados de risas y bromas. El flujo de gente comenzaba a aumentar de forma notoria, a los pocos minutos recorriendo las calles me era difícil caminar, mi estatura hacía que otros players me pasaran a llevar con demasiada facilidad. Oga caminaba unos pasos delante de mi, lo que me ayudaba a escabullirme entre la masa de gente; tomé la manga de mi compañero para no perderme, lo último que quería era desaparecer en el tumulto de gente, esperaba que mi acción no le molestara; pero la verdad era que no encontraba una mejor solución para evitar un extravío por mi parte.

Al verlo detenerse tuve la sensación de que quizá le había molestado que tomara su manga. Una sonrisa tímida surcó mi rostro cuando vi la suya, probablemente estaría pensando que mi forma de actuar era bastante infantil, pero era un gesto inconsciente para cualquier persona de mi edad. En lugar de verle hacer algún gesto para librarse de mi mano, hizo todo lo contrario; giró su muñeca para así poder tomar la mía. Aquello hizo que me sintiera segura, era una sensación similar a la que tenía cuando me encontraba junto a mi hermano. Gracias a su gesto, ahora me era considerablemente más fácil avanzar entre la gente, en ocasiones cuando chocaba con otros players pedía las disculpas pertinentes sin dejar de caminar.

Doblamos en un par de calles saliendo de la principal, las que recorríamos ahora eran un poco más estrechas y considerablemente menos concurridas que la calle principal. Algunas casas tenían pequeños escaparates y letreros que mostraban los productos que vendían o el tipo de servicio que prestaban. Me preguntaba si en ese piso todas las personas que tenían un puesto o trabajo eran NPC o personas del mundo real. Por un instante me imaginé a mi misma con algún puesto pequeño de comida, pero recordé a mi familia en el mismo instante haciendo que descartara la idea por completo.

Llegamos hasta una pequeña posada, Oga soltó mi mano para dirigirse al casero. Mientras él hablaba me dediqué a mirar el lugar con detenimiento. Los muebles eran de madera, el olor impregnaba el lugar haciéndolo más acogedor de lo que ya era. Había pequeñas lámparas colgadas de las paredes, gracias a ellas se podían apreciar claramente los pequeños detalles del lugar. Se notaban toques femeninos en el lugar, los cuadros y las flores daban esa impresión. Miré al casero dedicándole una sonrisa amable a modo de saludo, parecía ser una persona bastante sociable. "Cualquiera que trabaje en este rubro debe serlo" pensé mientras me balanceaba sobre mis talones con las manos en la espalda.

Oga me tendió una llave, -gracias Oga-san- dije mientras la tomaba y guardaba en mi inventario. Me lo quedé pensando unos momentos, aún no tenía sueño como para ir a dormir por lo que quedarme en la habitación mirando el techo solo haría que me pusiera nostálgica. –Quiero comer algo, pero si usted está cansado no tengo problema en ir a comprar por mi cuenta- ya había hecho que Oga perdiera mucho tiempo conmigo, además no sabía en qué tipo de trámites se encontraba él antes de que chocara con él.

Off: bien por mi xD

Tomé la mano que Oga me ofrecía y salimos de la posada sin antes sonreír amablemente al casero, él se despidió de nosotros con un vaivén de su mano derecha. Me alegraba saber que al menos no pasaría la noche durmiendo en la calle. Una vez en el exterior tomé una bocanada de aire, si tenía suerte quizá sentiría algún aroma que me guiara hacia algún puesto de comida. Sin embargo el olor era bastante particular, era una verdadera mezcla de comidas, ¿cómo era aquello posible?. El aroma inundaba el aire y no podía decir con certeza de donde provenía.

Miré a Oga como pidiendo disculpas, -quizá deberíamos ir a la calle principal, deben vender más variedad de comida por allí- comenté antes de que empezáramos a caminar entre las calles. Noté un cambio más o menos drástico en la cantidad de gente que había en el lugar. Era curioso considerando el hecho de que hacía un rato las calles estaban completamente abarrotadas, me recordaba Tokio en época navideña...caos un completo caos. Pero ahora todo era mucho más pacífico, "o todos duermen o todos comen" pensé un tanto distraída.

La misma historia se repetía en la calle principal, algunos de los puestos ya habían cerrado o estaban en ello. Solté la mano de Oga para acercarme a una señora que estaba cerrando su puesto, tiré de su ropa con suavidad para llamar su atención, -lamento interrumpir, pero, ¿sabe usted dónde venden dangos o cualquier cosa parecida?- pregunté con cierta timidez al mismo tiempo que una suave sonrisa aparecía en mi rostro, aunque fuera un NPC no podía dejar de pensar que hablaba con una persona normal. La mujer me sonrió de la misma forma y me explicó cómo llegar a un pequeño puesto, yo solo asentía con la cabeza mientras la escuchaba con cuidado. Una vez que terminó me revolvió un poco el cabello, le di las gracias mientras hacía una reverencia para luego volver a tomar la mano de Oga.

-Es por aquí- dije dedicándole un sonrisa al mismo tiempo que lo guiaba por las calles del pueblo, poco a poco nos fuimos alejando nuevamente del centro del pueblo. Luego de caminar un par de minutos llegamos a un parque similar al que habíamos estado aquella tarde, sin embargo a diferencia de la otra, esta tenía montados algunos puestos de comida alrededor de ella. Señalé una de las bancas de piedra a Oga, -me espera aquí mientras compro- más que una sugerencia era una orden, claro que con mi tono de voz poco demandante parecía más una solicitud.

Caminé hasta uno de los puestos de comida, había una cosa que me desagradaba un poco de los puestos y era el tablón donde servían la comida...era demasiado alto para mi. Tanto así que cuando me paré frente a este del otro lado dudaba que se viera más abajo de mi nariz, tuve que levantar el brazo para que el dueño notara mi presencia. -Quiero dos porciones de dangos y dos tazas de té verde por favor- le pedí al hombre que estaba cocinando, saqué col suficientes para pagar la comida. Pocos minutos después la comida estaba lista, el olor dulce de los dangos se hacía notar con fuerza. El hombre me preguntó si necesitaba ayuda para cargar con todo, negué con la cabeza suavemente, sin embargo él no parecía muy convencido así que colocó las cosas sobre una pequeña bandeja. Le agradecí por las cosas y caminé hasta la banca donde estaba Oga.

Dejé la bandeja sobre la piedra antes de tomar asiento, -no sé si lo ha comido antes, pero en Japón son muy populares- comenté con sencillez, junté mis manos antes de murmurar "Itadakimasu" quedamente. Le tendí una de las tazas de té a Oga para que tomara, esta vez la cena corría por mi cuenta, le debía mucho por los favores que me había hecho hoy. Tomé la otra taza y le di un suave sorbo, me sorprendió lo idéntico que era al que tomaba en casa. Sonreí antes de tomar uno de los dangos y darle una probada, el sabor agridulce hizo que soltara un suave sonido de aprobación. Cuando no me quedaba nada del bocado en la boca miré hacia al cielo, -están buenos, aunque...mi madre los prepara mejor- admití usando un volumen más bajo, no quería que el dueño del puesto se molestara o algo parecido.